Original en francés.
http://www.autresdimensions.com
Canalizado: Jean Luc Ayoun
Transcripción: Véronique Loriot
Traducción: Susana Milan
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SILO
22 de Octubre del 2007
Saludos, hermanos y hermanas en Cristo, si lo deseáis llamadme SILO. Poco importa el nombre que he tenido en encarnación. Mi misión desde hace más de cien años de vuestro tiempo terrestre, consiste en preparar, en reparar a los seres humanos. Reparar al ser humano consiste en sanarle, no sanarle de enfermedad, aunque esto también en ciertos casos, entra en mis atribuciones. Hoy, es más una cuestión de sanación del alma porque el alma, ha experimentado una vía que se ha llamado sufrimiento, ligada a las encarnaciones, ligada a las condiciones de vida de estos mundos separados, divididos, en que vosotros habéis elegido experimentar la ausencia de Luz. Pero yo ayudo hoy a sanar lo más que se pueda, a muchos humanos. Sanar es someterse a la Luz, a la voluntad del alma, es olvidar la personalidad, es dejar lugar totalmente a la vibración del alma, en el conjunto de vuestra manifestación vital. En esto yo puedo aportar sanación. También hay medios, ejercicios, que permiten hacer un lugar más grande al alma, a la Luz del alma más que a la Luz de la personalidad. Para eso es necesario acoger el Espíritu de Verdad, acoger el Espíritu de Luz, acoger Cristo, acoger Buda, acoger la Luz auténtica, la Luz de Verdad, la Luz del Sol. Vuestra vida en esta dimensión ha sido siempre un combate entre aspiraciones opuestas, a veces complementarias pero raramente. Hoy se os pide retornar vuestra personalidad hacia el alma y retornar el alma hacia vuestro Espíritu. Entonces yo os propongo que os volváis hacia el alma y hacia el Espíritu en sí y daros dos ejercicios extremadamente simples que os permitirán en momentos de lucha, en momentos de dudas, en momentos de miedos, tener la facultad de poder reforzar la Luz a fin de apagar la duda, para ir a más autenticidad, hacia más Unidad.
El primer ejercicio es muy simple. La personalidad vive y se expresa vibratoriamente a través del plexo solar, a través del chakra situado en el abdomen pero también por otros centros, otros chakras situados también debajo del abdomen, mientras que la energía del alma se expresa por encima del abdomen, encima del diafragma, esencialmente en el corazón. La energía del Espíritu, la conciencia del Espíritu, la conciencia de vuestra Divinidad se expresa, esencialmente a nivel de vuestro séptimo chakra, en el que existe la imagen del corazón. Y tenéis así la subdivisión del ser humano en tres niveles pero esencialmente en dos niveles: un nivel situado bajo el diafragma y un nivel situado por encima. No olvidéis que, al estar encarnado vuestro cuerpo es portador de todas las vibraciones, de todas las dimensiones potenciales o actuales. Ahí está la diferencia. No obstante el cuerpo debe ser el mármol en el que quede grabada la vibración del Espíritu porque no es gracias al cuerpo que ascenderéis, aunque éste suba, sino gracias al Espíritu de Verdad que está en vosotros. Entonces el primer ejercicio va a ser llevar la conciencia, no sobre el plexo solar, no sobre el plexo cardiaco sino sobre vuestras cúpulas diafragmáticas. Sobre ese músculo que separa la vida visceral de la vida aérica. Será necesario encontrar la llave y el lugar que permite conectar el diafragma a vuestra Verdad transcendente. De alguna forma hacerle abrir la puerta del alma para después, pasar al segundo ejercicio que es la efusión del Espíritu. Entonces, no hay palabra lo bastante fuerte que pueda por sí misma, abrir la puerta de ese diafragma. Existe la ocasión de considerar, de llamar a la energía del alma, de hacer la transición por la puerta estrecha situada en la punta de vuestro esternón, punto de pasaje del ego al corazón, punto de la llave del diafragma. Así, si respiráis profundamente primero, situando vuestras manos sobre las cúpulas diafragmáticas, poco a poco vais a sentir que la respiración pasa no únicamente por los pulmones y el vientre, sino también por vuestras manos. Vais a hacer nacer la vibración de vuestra alma en vuestras manos tomando conciencia del aire que entra y sale y que transita por el diafragma. En ese momento, cuando la vibración se manifieste en vuestras manos, podréis llevar vuestra atención, vuestra mente, vuestra emoción, vuestra energía, a nivel del punto de pasaje, bajo la punta del esternón. Habrá que hacer esto, no como un proceso de ejercicio meditativo o ejercicio espiritual, sino hacerlo de manera consciente y en la vida de todos los días, en el momento en que sintáis que el ego, la personalidad toma la delantera, en el momento de la cólera, de la tristeza, del miedo pero también en el momento de la alegría. Hay que conducir la emoción al corazón porque el corazón no conoce la emoción. Es necesario que la emoción sea transcendida por la energía del diafragma. Así situando las manos a cada lado de las cúpulas diafragmáticas, en la parte anterior de vuestro cuerpo, a través de la respiración que pasa por vuestra boca y después de cierto tiempo, cuando la vibración llegue a vuestras manos, podréis en ese momento cerrar la boca. Vais a cerrar un orificio que es la boca, vais a abrir el orificio de la nariz que está conectada al punto central del ego en el corazón. En ese momento la vibración se desplazará sobre ese punto y la conciencia va a transitar de la personalidad al alma, de manera muy simple. Haced esto, no en los momentos espirituales de recogimiento sino sobre todo, en momentos de contratiempos, de luchas, de miedos, de contrariedades. En ese momento, esta técnica tan simple os permitirá fluidificar la energía del corazón y retornar el alma hacia el Espíritu. Este es el primer ejercicio que acabo de daros. Si tenéis preguntas en relación a este primer proceso, os escucho.
Pregunta: ¿por qué hay que respirar por la boca?
Porque la respiración por la boca es la respiración de la personalidad. Mientras que la respiración del alma, bien conocida por la técnicas yóguicas, es una respiración alterna por la nariz. Aquí no os pido una respiración alterna sino simplemente, una primera etapa que permite focalizar la energía en las manos y por lo tanto hacer el enlace entre la personalidad y el alma. Solo en el momento en que las vibraciones se activan en las manos podéis cerrar la boca y pasar a la nariz.
Pregunta: ¿qué significan las tensiones que se pueden sentir en la punta del esternón, fuera de este protocolo?
Sentir ese punto, fuera del protocolo que acabo de dar (del ejercicio que es la palabra más adecuada) está ligado a la activación de ese nuevo cuerpo que se llama “la puerta estrecha” es decir el pasaje del ego al corazón. Es sobre ese punto que se focaliza la energía antes de invadir el corazón. Es el punto en que la energía de la personalidad que estaba vuelta hacia las pulsiones interiores (sexualidad, alimento, sociabilidad) debe volverse hacia el amor incondicional. Los pétalos del tercer chakra deben volverse para alimentar el corazón. Sentir el punto corresponde a la emergencia de ese cuerpo Crístico que es la puerta estrecha. Es aquella de la que el Cristo decía “nadie puede penetrar el reino de los cielos si no se vuelve como un niño”, libre de sus emociones, libre de su mente, libre de su pasado, únicamente consciente del instante. Es por eso que he llamado a esto “ejercicio”, importante en la medida en que os resitúa en la vivencia del instante, en revivir la personalidad y llamar conscientemente, no intelectualmente sino directamente, por medio de vuestras manos y de la conciencia en vuestras manos a nivel del corazón. Y por la respiración, por supuesto.
Pregunta: ¿por qué muchas personas en este momento sufren en el corazón?
Está ligado a la activación de esta energía del alma, está ligado a los arrebatos de la personalidad que irrigan el alma pero el alma no está estabilizada en esta Luz mientras que hay pasajes incesantes que se hacen entre el ego y el corazón. No puede haber apertura total del alma y estabilización del ritmo cardiaco más que cuando el alma da la espalda totalmente a la personalidad y es alimentada por el Espíritu. Y eso, será nuestro segundo ejercicio.
Pregunta: ¿no tenemos más cuestiones sobre este primer ejercicio?
Entonces, si os parece bien antes de desvelaros el segundo ejercicio, vamos a hacer éste juntos. En este momento, yo lo espero, vosotros estáis más en la alegría, más en el placer que en la tristeza. Pero sea lo que sea, cualquiera que sea la emoción del instante, abrid la boca, tenéis las manos en contacto con el diafragma, respiráis ampliamente por la boca y sentís el diafragma que se abre y se cierra. En general diez o quince respiraciones serán suficientes. Podéis ayudaros con vuestras manos si sentís la vibración y poco a poco vais a cerrar la boca y dejar la respiración establecerse por la nariz. Y ahí, cuando hayáis hecho este ejercicio unas diez veces, comenzaréis a sentir ese flujo de energía que va del plexo solar al plexo cardiaco. Por el momento ese flujo no está estabilizado. Tenéis el riesgo de sentir la energía que asciende y desciende pero que no se estabiliza en el corazón. Percibáis o sintáis esta apertura del alma, esta energía en el corazón, sea el que sea el nivel de vuestra percepción, hay que repetir e integrar. No olvidéis que vuestras manos son el relevo de vuestra conciencia a nivel de vuestro diafragma. Esos gestos son gestos importantes. Forman parte de ritos iniciáticos de la Escuela de Misterios a un nivel que jamás ha sido revelado hasta el presente.
Nos queda un segundo ejercicio que daros. Este segundo ejercicio os va a servir para estabilizar la energía que afluye a vuestro corazón. Se tendrá que realizar en el momento en que sintáis ese flujo de energía en el corazón. Este segundo ejercicio es importante. Permite también invertir el sistema de valores, pasar de la conciencia del ego a la conciencia del alma, pasar de la personalidad al corazón y retornar ese corazón hacia el Espíritu. Se trata de una inversión de valores en todos los sentidos del término. Así asocia también a un gesto hecho con vuestras manos que es volver a situar vuestra palma de la mano derecha por debajo de la clavícula izquierda y la palma de la mano izquierda por debajo de la clavícula del otro lado. Ese signo es un signo importante. Se trata del saludo de Orión. Por razones que me es difícil desvelar totalmente hoy, pero ese signo acompañado de las respiraciones por la nariz va a permitir que la marea del corazón llegue al corazón, una vez que la personalidad sea menos potente, permitir el trabajo de reversión y acogimiento de las energías del Espíritu en vuestro corazón. En ese momento respiráis por la nariz, vuestra energía y vuestra conciencia del corazón se refuerzan, y percibís las energías de vuestro séptimo chakra, de vuestro centro en lo alto de la cabeza, que se activa. Este segundo ejercicio es también un rito iniciático mayor. Si lo hacéis antes de que la energía de la personalidad haya pasado al corazón, no viviréis o sentiréis gran cosa. Pero a partir del momento en que la marea del corazón esté establecida y el flujo del corazón se llene, vosotros podréis practicar ese saludo. Éste, al contrario que el primer ejercicio, no se practica en los periodos de contrariedad sino en los periodos en que habéis conseguido canalizar las energías de la personalidad en el corazón y transcenderlas en el corazón. Estos son los dos ejercicios importantes que quería daros porque son fundamentales en el periodo de apertura que vivís, en el periodo de interpenetración de los niveles dimensionales vibratorios que experimentáis. Si tenéis alguna cuestión en relación a este segundo ejercicio quisiera responder.
Pregunta: ¿es importante concentrarse en el séptimo chakra o bien se activa espontáneamente?
La posición de las manos en el saludo de Orión permite ya activar el séptimo chakra pero a condición, por supuesto, que el corazón sea portador de fuego.
Pregunta: ¿por qué los faraones son a menudo representados con este saludo?
Porque ellos conocían el saludo de Orión. Nosotros estamos esta tarde, en ejercicios espirituales y no de agilidad o de actividad mental. Estas son referencias que han existido siempre, que se han mantenido ocultas por la Escuela de Misterios occidentales y orientales desde el tiempo de Egipto. Como el auditor señala, justamente, es una posición en la que son representados los Faraones y solamente los Faraones o los dignatarios del clero que tuvieron acceso a este saludo.
Pregunta: ¿estos dos ejercicios pueden hacerse sin focalizarse primero en los chakras de abajo para enraizarse?
Totalmente. El trabajo sobre el chakra del corazón es un flujo de energía que va de la personalidad al corazón. Es independiente de las patologías existentes o preexistentes, entre comillas, de los chakras inferiores. El miedo por ejemplo, está ligado al segundo chakra y no al tercer chakra. Pero el fin es acoger todas las energías inferiores. Yo he separado el cuerpo en dos en relación al diafragma. Hay lo que está debajo y hay lo que está encima.
Pregunta: ¿este ejercicio cuanto tiempo debe durar y en qué posición debe hacerse?
La posición importa poco. La duración está en función de lo que lleguéis a llenar vuestro corazón. Cuanto más lleno esté el corazón, más ganas tendréis de continuar y más estaréis preparados para hacer el segundo ejercicio. Estos ejercicios son sencillos en sí pero portadores de algo fundamental. Hay otros ejercicios pero estos, en la actualidad y para los periodos que, vais a vivir, son los más fundamentales. No comprometen más que a vuestro cuerpo, vuestra personalidad y vuestra alma. Son independientes de vuestra historia, de vuestras creencias religiosas o espirituales.
Pregunta: ¿esos dos ejercicios nos ligan a nuestra Divinidad?
Ciertamente es la etapa previa al acceso a vuestra Divinidad. Existen evidentemente numerosos caminos. Yo he querido daros con estos dos ejercicios que os revelo, algo simple, algo que no tiene en cuenta la mente y que transciende la emoción.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, yo espero que tengáis la oportunidad de verificar muy rápido la eficacia de estos ejercicios. Son tremendamente simples pero también extremadamente fiables. Os permitirán ir más rápido al zumbar las emociones y la mente, acceder lo más rápido posible a vuestro corazón. Os doy mi fraternidad en Cristo, mi amor, mi vibración y espero veros muy pronto. Que la paz de Cristo os acompañe. Hasta pronto.
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