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¿Qué es la iluminación?-Osho 



La iluminación es descubrir que no hay nada que descubrir. La iluminación es saber que no hay ningún sitio al que ir. La iluminación es comprender que esto es todo, que esto es perfecto, que esto es ello.

         La iluminación no es un logro, es comprender que no hay nada que alcanzar, ningún sitio al que ir. Ya estás ahí, nunca te has alejado. No puedes alejarte de ello. Dios nunca ha estado perdido. Tal vez te hayas olvidado, eso es todo. Tal vez te hayas quedado dormido, pero eso es todo. Tal vez te hayas perdido en muchos sueños, pero eso es todo, porque tú estás ahí. Dios es tu propio ser.

         Así que lo primero es que no hay que pensar en la iluminación como en un objetivo, porque no lo es. No es un objetivo, no es algo que se pueda desear. Y si lo deseas no la lograrás. Al desear mil y una cosas vas comprendiendo, poco a poco, que todo deseo es fútil. Todo deseo te hace aterrizar en la frustración, todo deseo te arroja una y otra vez en una fosa.

         Así ha venido sucediendo desde hace millones de años, pero a pesar de ello empiezas a albergar esperanzas, vuelves a creer que este nuevo deseo que surge, que brota en ti, tal vez te conduzca al paraíso. Que te proporcionara todo aquello que anhelas, que te colmará. La esperanza surge una y otra vez.

         La iluminación sucede cuando desaparece toda esperanza.  La iluminación es la desaparición de la esperanza.
         No te perturbes cuando digo que la iluminación es un estado de desesperanza, porque no es algo negativo. La esperanza deja de surgir, no se crean más deseos. El futuro desaparece. Cuando no hay deseo, no existe necesidad de futuro. La tela del futuro es necesaria para el deseo.

         Eso es lo que el Buda denomina chittakshana, un momento de entendimiento, de consciencia. Este momento de consciencia puede suceder en cualquier instante. No requiere de un momento en especial, ni de una postura específica, ni de un lugar particular... Puede suceder en todo tipo de situaciones. Ha sucedido en todo tipo de situaciones. Todo lo necesario es que durante un instante no haya pensamiento, ni deseo, ni esperanza. En ese instante, el rayo...

         Recuérdalo, existen dos tipos de objetivos egoicos: los mundanos y los ultramundanos. Algunas personas andan a la búsqueda de dinero, otras quieren poder, prestigio, ganar. Otras andan buscando a Dios, moksha, nirvana, iluminación. Pero la búsqueda continúa. ¿Y quién busca? El mismo ego.
     En el momento en que abandonas la búsqueda también desechas el ego. En el momento en que no hay búsqueda deja de existir el buscador.

         No necesitas corregirte, no necesitas mejorarte. ¡Todo eso no son más que bobadas! Ándate con ojo con todos esos que no hacen más que insistir en que te mejores, en que te conviertas en esto o lo otro, en que seas virtuoso. Te dicen que esto está mal y que no lo hagas, que aquello está bien y que lo hagas, que esto te llevará al cielo y aquello al infierno... Quienes te proponen que enmiendes tu naturaleza, que te mejores a ti mismo, son gente muy peligrosa.  Son una de las principales causas de que no estés iluminado.

         La naturaleza no puede corregirse, debe aceptarse. No existe otro modo. Seas quien seas, seas como seas, así es como eres... eso es lo que eres. Es una gran aceptación.
El Buda la llama tathata, una gran aceptación.

       No hay nada ahí que deba cambiarse. ¿Cómo podrías cambiarlo, y quién es el que lo cambiará? ¿Se trata de tu naturaleza y pretendes intentar cambiarla? Será como un perro persiguiéndose la cola. El perro enloquecerá. Pero los perros no son tan tontos como el ser humano. El ser humano no deja de perseguir su propia cola, y cuanto más difícil le resulta, más salta, y cuanto más lo intenta, más y más estrafalario se vuelve.

       No hay que cambiar nada, porque todo es una hermosura... eso es la iluminación. Todo es como debe ser, todo es perfecto. Éste es el más perfecto de los mundos, y no carece de nada. Experimentarlo así es la iluminación.

http://todoesmassimple.blogspot.mx/2011/08/que-es-la-iluminacion-osho.html





OSHO, ¿Qué sucedió cuando te iluminaste?

"Me reí, una risa estruendosa, viendo el completo absurdo del intento de ser iluminado. El asunto entero es ridículo porque nosotros nacemos iluminados, y tratar de hacer algo que ya es el caso, es la cosa más absurda. Si tú ya lo tienes, no puedes lograrlo; solamente pueden ser logradas aquellas cosas que no tienes, que no son partes intrínsecas de tu ser.
Pero la iluminación es tu naturaleza más profunda.
Justo antes del veintiuno de marzo de 1953, siete días antes, dejé de trabajar en mí mismo.
Llega un momento en que vez la completa futilidad del esfuerzo.
Has hecho todo lo que puedes hacer y nada está sucediendo. Has hecho todo lo que es humanamente posible.

Luego...¿Qué más puedes hacer?

En completa impotencia uno abandona toda la búsqueda.
Y el día que la búsqueda terminó, el día en que no estuve buscando nada, el día en que no estaba esperando que sucediera algo, empezó a suceder.
Una nueva energía despertó fuera de ningún lugar.
No venía de origen alguno. Venía de ningún lugar y de todos los lugares. Estaba en los árboles, en las rocas y en el cielo y en el sol y en el aire estaba por todos lados. Y yo que había estado buscando muy duro, pensaba que se encontraba muy lejos. Y estaba tan cerca y tan junto.

Esa noche…y desde esa noche nunca más he estado en el cuerpo. Yo estoy envolviéndolo, alrededor de él.
Me volví tremendamente poderoso y al mismo tiempo muy frágil. Me volví muy fuerte, pero esa fuerza no es la fuerza de un Mohammed Ali.
Esa fuerza no es la fuerza de una roca, esa fuerza es la fuerza de una rosa ..tan frágil en su fuerza…tan frágil, tan sensible, tan delicada.

"El día en que me iluminé" simplemente significa el día en que me di cuenta de que no había nada que lograr, no hay ningún lugar a dónde ir, no hay nada que hacer. Ya somos divinos y ya somos perfectos tal y como somos. Ninguna mejora es necesaria, absolutamente ninguna. Dios nunca crea alguien imperfecto. Incluso si tú te cruzas con un hombre imperfecto, veras que su imperfección es perfecta. Dios nunca crea algo imperfecto.
Recuerda, desde ese día en realidad nunca he vuelto a estar en el cuerpo; sólo un delicado hilo me une al cuerpo. Y estoy continuamente sorprendido de que de alguna forma el Todo debe estar deseando que permanezca aquí, porque no estoy más aquí con mi propia fuerza, No estoy más aquí por mí mismo. Debe ser el deseo del Todo de mantenerme aquí, de permitirme demorarme un poco más aquí, en esta orilla. Tal vez el Todo quiere que comparta algo con ustedes a través de mí.
Esa noche yo me convertí en vacío y me llené. Me convertí en no existencial y me convertí en existencia.

Esa noche morí y renací.

Pero el que ha renacido no tiene nada que ver con el que murió, es algo discontinuo. En la superficie parece continuo pero es discontinuo. El que murió, murió totalmente; nada de él ha quedado.
Créeme, nada de él ha quedado, ni siquiera la sombra. Murió totalmente, profundamente. No es que yo haya sido modificado, transformado, una forma transformada, la forma trasformada de la anterior. No, no ha habido continuidad. Ese veintiuno de marzo, la persona que había vivido por muchas muchas vidas, por milenios, simplemente murió. Otro ser, absolutamente nuevo, no conectado en absoluto con el anterior, empezó a existir.
Esa noche la muerte fue total.
Fue una cita con la muerte y con Dios simultáneamente.
OSHO



LA NATURALEZA Y EL “YO”


Para tener el “yo” hay que matar a la naturaleza, porque en la naturaleza no existe ego alguno. Los árboles están ahí, pero desconocen el “yo”; los animales están ahí, pero desconocen el ego, viven inconscientes. Viven sin luchar ni pelear, como lo hace el hombre. Cuando tienen hambre buscan comida; cuando están satisfechos se ponen a dormir…solo existen; no van por ahí diciendo: “Somos”. Son como olas en un vasto océano de vida, van y vienen sin dejar huellas. No tienen historia, ni autobiografía; van y vienen como si nunca hubieran estado ahí.

Para crear el ego, el hombre ha creado un conflicto. Y este conflicto tiene dos aspectos. Uno de ellos es la naturaleza exterior: ese es el origen de la ciencia. La ciencia es una lucha contra la naturaleza exterior, la naturaleza como algo externo. Y existen otros aspectos conflictivos: ese aspecto que llamáis religión. Un aspecto es la lucha contra la naturaleza exterior; nace de la ciencia, que es destructiva. El objetivo último no puede ser otra cosa más que Hiroshima, y será alcanzado, y toda la tierra se convertirá en un Hiroshima. La lucha conduce a la muerte, el conflicto lleva finalmente a la muerte definitiva; la ciencia mal encaminada nos está llevando en esa dirección.

Pero también existe otro conflicto, el conflicto interno: luchar contra uno mismo. Eso es lo que denomináis religión: conquistarse a uno mismo. También es una lucha, y también es destructiva. La ciencia destruye la naturaleza desde el exterior, y la supuesta religión destruye la naturaleza desde el interior.

Debemos estar contra ambos tipos de conflictos. La seudociencia y la seudorreligión no son enemigas: están asociadas, y su afinidad es profunda.

Hay una energía tremenda, pero se la disipa en luchas; os dividís y lucháis en ambos frentes, y la energía se disipa. Esa misma energía se convertirá en éxtasis si se la permite instalarse en una armonía interior, no en la lucha.

Pero tenemos miedo de seguir a la naturaleza, no porque sea mala, sino a causa de los maestros moralizantes, a causa de los envenenadores de la fuente de la vida. Os han enseñado tantas cosas, tantos “deberías”, que no podéis mirar directamente a lo que es. Siempre buscáis lo que “debería”. Aunque miréis a una rosa, inmediatamente empezáis a pensar en cómo debería ser la rosa: un poco más roja, un poco más grande; podrías pintarla de color más rojo…pero no podéis aceptarla tal cual es. Pequeña o grande o no tan roja, es lo que es. ¿Por qué no disfrutar de ella en este momento?...Pero para poder disfrutar de ella primero tenéis que hacerla más roja, más grande.

No sabéis que estáis posponiendo, y por lo tanto posponer se convierte en un hábito. Cuando se ha hecho más grande, la misma mente dirá: “Podría ser aún más grande”. Y la misma mente será la que irá posponiendo hasta que la muerte llame a vuestra puerta. Y eso os sorprenderá: “He desperdiciado toda mi vida pendiente de los “debería”, cuando ahí estaba el “es”. Y el “es” es hermoso. El “es” es la única religión.

El conflicto entre el “es” y “debería” es fundamental. Si podéis desprenderos de vuestro “debería”, no serías tan respetables como sois ahora mismo. La gente os respeta a causa de vuestro “debería”. Dicen: “Este hombre es estupendo, nunca se enfada, siempre sonríe”, pero no saben que esas sonrisas son falsas, porque un hombre que nunca se enfada no puede reírse de verdad. Ese es el problema, si no es auténtico en su enfado, tampoco puede serlo su sonrisa.

Los niños son auténticos: cuando están enfadados lo están de verdad. Miradlos: su enfado es hermoso. Se convierten en animales salvajes, saltan y gritan, con el rostro totalmente enrojecido. Son como leones, y en ese momento destruirían todo el mundo. Su enfado, su cólera, es auténtica, y todo lo que es auténtico es hermoso. Observad un niño enfadado. Observadlo y veréis un hermoso florecer, un florecer de fuerza, poder, energía; energía en movimiento. Y al instante siguiente, el niño es feliz, todo sonrisas. Esa sonrisa también es auténtica, y hermosa, Todo lo natural es hermoso. Pero les decís: “No te enfades, suprime tu cólera. Eso no está bien, ¡los niños no tienen que enfadarse!”. ¿Pero quién es el que supone todo eso? ¿Existe la posibilidad real de ir más allá de la naturaleza? ¿Quiénes sois vosotros?

A lo sumo, solo podéis conseguir una cosa, que es forzarlo a hacerlo. Un niño está indefenso, si lo forzáis, no tiene más remedio que hacer caso. Es débil, depende de vosotros, porque podéis retirarle vuestro amor. Necesita vuestro amor, así que no tiene más remedio que hacer caso. Y cuando sienta cólera no podrá expresarla, y la cólera se instalará en la sangre, y como la cólera es química, todo su cuerpo acabará envenenado. Expresada, es un fenómeno hermoso; suprimida, es una enfermedad. Ahora, cuando sonríe, la sonrisa estará cargada de esa cólera, de ese veneno; ahora está en su sangre.

¿Cómo podéis hallar un dios, cómo podéis convertiros en divinos si no sois verdaderos? Buscáis la verdad, pero en vuestra vida siempre sois falsos. ¿Cómo puede hallar la verdad alguien que es falso? Parece algo casi imposible. La verdad llamará a vuestra puerta, no necesitáis ir a ninguna parte; solo necesitáis ser auténticos. Y cuando digo ser auténticos, estoy queriendo decir naturales.

Lo natural es auténtico, y no existe otra verdad que lo natural.

 http://oshoespiritual.blogspot.mx/2011/10/la-naturaleza-y-el-yo.html





El Origen del Miedo

El estado de miedo psicológico está divorciado de cualquier peligro real e inmediato. Puede adoptar diversas formas: desazón, preocupación, ansiedad, nervios, tensión, temor, fobia, etc. El miedo psicológico del que hablamos siempre se refiere a algo que podría ocurrir, no a algo que ya está ocurriendo. Tú estás en el aquí y ahora, mientras que tu mente está en el futuro. Esto crea una brecha de ansiedad. Y si te has identificado con tu mente y has perdido el poder y la simplicidad del ahora, esa brecha de ansiedad será tu constante compañera. Siempre puedes afrontar el momento presente, pero no puedes afrontar algo que sólo es una proyección mental; no puedes afrontar el futuro.
Además, mientras sigas identificándote con tu mente, el ego dirigirá tu vida. Debido a su naturaleza fantasmal, y a pesar de sus elaborados mecanismos de defensa, el ego es muy vulnerable e inseguro, y se siente amenazado constantemente. Por cierto, esto sigue siendo verdadero aunque externamente esté muy seguro. Ahora bien, recuerda que una emoción es la reacción del cuerpo a la mente. ¿Qué mensaje recibe continuamente el cuerpo desde el ego, desde ese falso yo fabricado por la mente?: peligro, estoy amenazado. ¿Y qué emoción genera este mensaje continuo?: miedo, por supuesto.

El miedo parece tener muchas causas: miedo a la pérdida, miedo al fracaso, miedo a que nos hieran, y así sucesivamente; pero, en definitiva, todos los miedos pueden resumirse en el miedo del ego a la muerte, a la aniquilación. Para el ego, la muerte siempre está a la vuelta de la esquina. En este estado de identificación con la mente, el miedo a la muerte afecta a todos los aspectos de tu vida.

Por ejemplo, algo tan aparentemente trivial y «normal» como la necesidad compulsiva de tener razón en una discusión y demostrar que el otro está equivocado —defender la posición mental con la que te has identificado— se debe al miedo a la muerte. Si te identificas con una posición mental y resulta que estás equivocado, tu sentido de identidad, basado en la mente, se sentirá bajo una seria amenaza de aniquilación. Por tanto, tú, como ego, no puedes permitirte estar equivocado. Equivocarse es morir. Esto ha motivado muchas guerras y ha causado la ruptura de innumerables relaciones.

Cuando dejas de identificarte con la mente, el hecho de tener razón o estar equivocado es indiferente para tu sentido de identidad; de modo que esa necesidad compulsiva, apremiante y profundamente inconsciente de tener razón, que es una forma de violencia, deja de estar presente. Puedes expresar cómo te sientes y lo que piensas con claridad y firmeza, pero tal expresión no estará teñida de agresividad ni actitud defensiva. Tu sentido de identidad deriva entonces de un lugar más profundo y verdadero dentro de ti, no de la mente.
OBSERVA CUALQUIER ACTITUD DEFENSIVAque surja en ti. ¿Qué estás defendiendo?: una identidad ilusoria, una imagen mental, una entidad ficticia. Haciendo consciente este patrón y observándolo, puedes romper la identificación con él. El patrón inconsciente comenzará a disolverse rápidamente a la luz de tu conciencia.

Este es el final de todas las discusiones y juegos de poder, que son tan corrosivos para las relaciones. El poder sobre los demás es debilidad disfrazada de fuerza. El verdadero poder está dentro, y está a tu disposición ahora.

La mente siempre trata de negar el ahora y de escapar de él. En otras palabras: cuanto más te identificas con tu mente, más sufres. O puedes decirlo de este otro modo: cuanto más capaz seas de valorar y aceptar el ahora, más libre estarás del dolor y del sufrimiento, más libre de la mente egotista.

Si no deseas crear más dolor para ti mismo ni para los demás, si no quieres añadir más dolor al residuo del pasado que aún vive en ti, no crees más tiempo, o crea el imprescindible para gestionar los aspectos prácticos de la vida. ¿Cómo dejar de crear tiempo?
DATE CUENTA INEQUÍVOCAMENTE DE QUE EL MOMENTO PRESENTE es lo único que tienes. Haz del ahora el centro fundamental de tu vida. Si antes vivías en el tiempo y hacías breves visitas al ahora, establece tu residencia habitual en el ahora y haz breves visitas al pasado y al futuro cuando tengas que resolver los asuntos prácticos de tu vida.

Di siempre «sí» al momento presente.



ACABA CON LA ILUSIÓN DEL TIEMPO

La clave es ésta: acaba con la ilusión del tiempo. Tiempo y mente son inseparables. Retira el tiempo de la mente y ésta se para, a menos que elijas usarla.

Estar identificado con la mente es estar atrapado en el tiempo: vives de forma compulsiva y, casi exclusivamente, mediante el recuerdo y la anticipación. Esto produce una preocupación interminable por el pasado y el futuro, y una falta de disposición a honrar y reconocer el momento presente y permitir que sea. La compulsión surge porque el pasado te da una identidad y el futuro contiene una promesa de salvación, de una realización de algún tipo. Ambas son ilusiones.

Cuanto más te enfocas en el tiempo —pasado y futuro— más pierdes el ahora, lo más precioso que hay.

¿Por qué es lo más precioso? En primer lugar, porque es lo único que hay. Es todo lo que hay. El eterno presente es el espacio dentro del que se despliega tu vida, el único factor que permanece constante. La vida es ahora. No ha habido nunca un momento en que tu vida no fuera ahora, ni lo habrá jamás. En segundo lugar, el ahora es el único punto que puede llevarte más allá de los limitados confines de la mente. Es tu único punto de acceso al reino informe e intemporal del Ser.

¿Has experimentado, hecho, pensado o sentido algo fuera del momento presente? ¿Piensas que lo harás alguna vez? ¿Es posible que algo ocurra o sea fuera del ahora? La respuesta es evidente, ¿no es cierto?

Nada ocurrió nunca en el pasado; ocurrió en el ahora. Nada ocurrirá nunca en el futuro; ocurrirá en el ahora.

La esencia de lo que estoy diciendo aquí no puede entenderse mentalmente. En el momento que lo entiendes, se produce un cambio de conciencia de la mente al Ser, del tiempo a la presencia. De repente, todo se vivifica, irradia energía, emana Ser.
(Autor: Eckhart Tolle)

http://armonicosdeconciencia.blogspot.mx/2010/03/eckhart-tolle-el-origen-del-miedo.html