La rabia positiva
Me ha costado ponerle titulo al artículo de esta
semana. Estaba entre "la buena rabia" o "¿para qué sirve la
rabia?" y al final me he decidido por "la rabia positiva" porque
de todas las emociones, creo que es la ira la que tiene peor prensa, y a la
vez, la que censuramos más, tanto a nosotros mismos como a los demás. Claro que
siempre hay excepciones. Frases como: No te enfades, no grites, no te
pongas agresivo, cálmate, etc. ¿Te suenan? La rabia la entendemos
normalmente como algo negativo, porque se asocia a la agresividad y la
violencia pero no necesariamente tiene porque ser así, ya que, se puede
convertirse en un poderoso instrumento para movilizar nuestra energía,
poner límites y conservar nuestro espacio. ¿Qué pasaría si dejáramos de
juzgarla y la empezáramos a utilizar de forma constructiva? Sigue
leyendo......
¿Para qué nos ha servido la ira evolutivamente
hablando y como se expresa en el cuerpo?
A nivel evolutivo la ira nos ha servido para satisfacer la necesidad de atacar para alimentarnos, defendernos de otros depredadores, protegernos, y sobrevivir biológicamente como especie.
Se expresa en el cuerpo cuando apretamos la mandíbula, los músculos se nos tensan, aceleramos la respiración, nos sube la temperatura, el corazón nos va más rápido, etc.
La rabia tiene muchas intensidades: va de la irritación leve, pasando por la molestia, el enfado hasta llegar a la furia intensa y en el polo más extremo la violencia o agresividad.
Se da cuando la persona rechaza la situación que está viviendo, la vive como injusta o le molesta en algún sentido. O cuando nos encontramos con un obstáculo en medio de nuestro camino, cuando nuestros planes se estropean, cuando nuestras expectativas e ilusiones no se ven cumplidas. Nos enfadamos con el mundo, con nuestra pareja, con nuestro jefe o incluso con nosotros mismos. Y a veces, nos resulta incontrolable esta reacción. Rabia no necesariamente quiere decir agresividad, no necesariamente quiere decir violencia. La rabia es en definitiva mucha energía de golpe. De qué manera canalizamos esta energía, ese sería nuestro aprendizaje a realizar.
¿Qué pasa si negamos o suprimimos la rabia?
Desde pequeños nos enseñan a reprimir nuestro enfado puesto que resulta una emoción inadecuada e indeseable para los adultos. Sin embargo sin ella perdemos también nuestra capacidad para ser asertivos, manifestar nuestras necesidades y deseos, y tener la fuerza suficiente para lanzarnos a la acción, y al atrevernos.
El niño incluso puede aprender a sustituir una emoción por otra. Ello ocurre cuando los adultos no reconocen el enfado del niño, aprende a mostrarse triste, como único modo de que le hagan caso y le acepten y validen. De mayor, continuará desplazando el enfado y en situaciones donde lo adecuado sería contactar con la rabia, se sentirá amedrentado y se dejará caer en la tristeza.
Todos tenemos un estilo, un aprendizaje que viene de nuestras familias de origen, donde implícitamente nos han enseñando, a suprimir o negar una emoción en concreto y a expresar o estimular otra. Si en la "universidad de casa" nos han enseñado a que no podemos expresar nuestro enfado y nuestro disgusto, seguramente habremos puesto una emoción de substitución por ejemplo, la tristeza. Así cuando estoy enfadada, o con rabia, en vez de mostrarlo, me saltan las lágrimas o me pongo triste.
A veces guardamos nuestra rabia, y no la expresamos en el momento, por varios motivos: porque no queremos que nos vean enfadados o porque nos da miedo, o incluso porque no somos conscientes de que tenemos rabia. A veces la rabia queda dentro y nos enfadamos con nosotros mismos, o con una persona que no tiene nada que ver con lo que ha pasado. He visto muchos casos donde hay personas que dicen: "Yo nunca me enfado", "Yo no sé enfadarme" o al revés casos en qué hay personas donde solamente saben sacar la rabia de forma agresiva.
¿Para qué sirve la rabia en la actualidad?
Se mantiene ahora, como la energía que nos mueve a enfrentarnos a la vida y nos lleva a conseguir y conservar lo que tenemos. Si le sacamos partido a la rabia, ésta puede ser constructiva.
A nivel evolutivo la ira nos ha servido para satisfacer la necesidad de atacar para alimentarnos, defendernos de otros depredadores, protegernos, y sobrevivir biológicamente como especie.
Se expresa en el cuerpo cuando apretamos la mandíbula, los músculos se nos tensan, aceleramos la respiración, nos sube la temperatura, el corazón nos va más rápido, etc.
La rabia tiene muchas intensidades: va de la irritación leve, pasando por la molestia, el enfado hasta llegar a la furia intensa y en el polo más extremo la violencia o agresividad.
Se da cuando la persona rechaza la situación que está viviendo, la vive como injusta o le molesta en algún sentido. O cuando nos encontramos con un obstáculo en medio de nuestro camino, cuando nuestros planes se estropean, cuando nuestras expectativas e ilusiones no se ven cumplidas. Nos enfadamos con el mundo, con nuestra pareja, con nuestro jefe o incluso con nosotros mismos. Y a veces, nos resulta incontrolable esta reacción. Rabia no necesariamente quiere decir agresividad, no necesariamente quiere decir violencia. La rabia es en definitiva mucha energía de golpe. De qué manera canalizamos esta energía, ese sería nuestro aprendizaje a realizar.
¿Qué pasa si negamos o suprimimos la rabia?
Desde pequeños nos enseñan a reprimir nuestro enfado puesto que resulta una emoción inadecuada e indeseable para los adultos. Sin embargo sin ella perdemos también nuestra capacidad para ser asertivos, manifestar nuestras necesidades y deseos, y tener la fuerza suficiente para lanzarnos a la acción, y al atrevernos.
El niño incluso puede aprender a sustituir una emoción por otra. Ello ocurre cuando los adultos no reconocen el enfado del niño, aprende a mostrarse triste, como único modo de que le hagan caso y le acepten y validen. De mayor, continuará desplazando el enfado y en situaciones donde lo adecuado sería contactar con la rabia, se sentirá amedrentado y se dejará caer en la tristeza.
Todos tenemos un estilo, un aprendizaje que viene de nuestras familias de origen, donde implícitamente nos han enseñando, a suprimir o negar una emoción en concreto y a expresar o estimular otra. Si en la "universidad de casa" nos han enseñado a que no podemos expresar nuestro enfado y nuestro disgusto, seguramente habremos puesto una emoción de substitución por ejemplo, la tristeza. Así cuando estoy enfadada, o con rabia, en vez de mostrarlo, me saltan las lágrimas o me pongo triste.
A veces guardamos nuestra rabia, y no la expresamos en el momento, por varios motivos: porque no queremos que nos vean enfadados o porque nos da miedo, o incluso porque no somos conscientes de que tenemos rabia. A veces la rabia queda dentro y nos enfadamos con nosotros mismos, o con una persona que no tiene nada que ver con lo que ha pasado. He visto muchos casos donde hay personas que dicen: "Yo nunca me enfado", "Yo no sé enfadarme" o al revés casos en qué hay personas donde solamente saben sacar la rabia de forma agresiva.
¿Para qué sirve la rabia en la actualidad?
Se mantiene ahora, como la energía que nos mueve a enfrentarnos a la vida y nos lleva a conseguir y conservar lo que tenemos. Si le sacamos partido a la rabia, ésta puede ser constructiva.
1.
Sirve para defendernos: Poner límites a los demás, es muy importante para saber dónde estamos
cómodos y dónde estamos incómodos. Poner límites a las personas que nos invaden
o agreden. Poner límites para saber qué te gusta y qué no te gusta hacer y qué
te hagan.
2.
Sirve para ser asertivo y
afrontar el conflicto: Aprender a decir NO y aprender a elegir.
Si huimos del conflicto nunca vamos a saber sostenerlo y hacer frente
a lo que nos va pasando con los demás en nuestra vida.
3.
Sirve para ser coherentes
y auténticos con nosotros mismos: Si estamos
enfadados, es importante ser coherentes con la emoción y no reírnos mientras
expresamos nuestro enfado. Muchas veces el propósito es ser suave y no herirle
pero eso no ayuda porque entonces nos desconectamos rápidamente de la rabia.
También la rabia ayuda a ser auténticos con nosotros mismos y no fingir algo
que no somos.
4.
Sirve para energetizarnos
y tender hacia la acción: Hemos dicho que la rabia es energía, por tanto, nos ayuda a ir hacia la
acción
5.
Sirve para conectar con
nuestras necesidades: La rabia nos ayuda a detectar nuestras molestias,
nos impulsa a satisfacer nuestras necesidades y deseos y ayuda a romper bloqueos.
¿Cómo expresar nuestra rabia acumulada?
El primer paso es tomar consciencia de nuestra rabia, ver qué pensamientos nos genera, y cómo notamos la sensación en nuestro cuerpo (se acelera el corazón, tensión, sudor, etc.)
El segundo paso es una vez la notamos en nuestro cuerpo, aceptarla, sin censurarla y sin juzgarla.
El tercer paso será expresarla. ¿Qué maneras hay de expresarla de una manera no agresiva?
- Expresa cuando algo nos disgusta.
- Di que no de vez en cuando.
- Escribir lo que nos enfada o nos molesta.
- Expresar el enfado verbalmente, dejando de lado los insultos o las amenazas, ya que de esta manera no conseguiremos nada de la otra persona, sólo herirla y luego nos sentiremos peor. Se trata de expresar la ira en primera persona, de esta manera asumo la responsabilidad de mi enfado, en vez de centrarnos en el otro. Por ejemplo, en vez de decir me pones nervioso decir, me pongo nervioso cuando ....yo me enfado cuando.... Expresa tus necesidades, de forma asertiva.
- Si la rabia es muy grande, o es constante es bueno poder canalizar ese enfado con alguna actividad: algún deporte que nos guste hacer como: correr, natación, bici, etc.
"Ir expresando día a día lo que nos molesta, sin reproches y desde uno mismo nos permite tener una mochila menos pesada y nos permite sentir más liberados y tranquilos."
http://psicoemocionat.com/1/post/2013/04/la-rabia-positiva.html
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Salud,
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