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El Juicio. Neale Donald Walsh

Estáis habituados a aventurar juicios, a llamar a algo “equivocado” o “malo”, o “insuficiente”, en lugar de bendecir aquello que no elegís.

¿Cómo puede estar arriba, si nunca ha estado abajo? ¿Cómo puede estar a la izquierda, si nunca ha estado a la derecha? ¿Cómo puede tener calor, si no conoce el frío? ¿Cómo puede conocer el bien, si niega el mal? Obviamente, el alma no puede elegir ser algo si no hay nada entre lo que elegir. Para experimentar su grandeza, el alma debe saber qué es la grandeza. Y no puede hacerlo si no hay nada más que grandeza. Así, el alma se da cuenta de que la grandeza únicamente existe en el espacio de aquello que no es grandioso. En consecuencia, no condena NUNCA aquello que no es grandioso, sino que lo BENDICE, viendo en ello una parte de sí misma que debe existir para que la otra parte de sí misma se manifieste.

La tarea del alma, por supuesto, consiste en hacer que escojáis la grandeza - que seleccionéis lo mejor de Quienes Sois -, sin condenar aquello que no seleccionáis.

Se trata de una gran tarea, que requiere de muchas vidas, puesto que estáis habituados a aventurar juicios, a llamar a algo “equivocado” o “malo”, o “insuficiente”, en lugar de bendecir aquello que no elegís.

Hacéis algo peor que condenarlo: en realidad, tratáis de dañar aquello que no elegís; tratáis de destruirlo. Si hay alguna persona, lugar o cosa con los que no estéis de acuerdo, los atacáis. Si hay algún pensamiento que os contradice, lo ridiculizáis. Si hay alguna idea distinta de la vuestra, la rechazáis. En esto os equivocáis, puesto que creáis sólo la mitad del universo. Y no podréis entender nunca vuestra mitad en tanto rechacéis completamente la otra.

Neale Donald Walsh
CONVERSACIONES CON DIOS I