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Canalización: Jean Luc Ayoun
Transcripción: Veronique Loriot
Traducción: Hedyn Núñez
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Audio cortesía de Alicia Botero Toro 
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NIEVE
19 Julio de 2012

Mi nombre es Nieve. Estoy alegre de venir a hablarles. Vengo a contarles una historia. Esta historia está vinculada, profundamente, a la historia de mi pueblo, en el que estuve, en una encarnación hace algún tiempo sobre esta Tierra. Mi pueblo (como muchos pueblos que no han pasado, al olvido, de manera dramática, al menos hasta momento, por parte de lo occidental), como el conjunto de los pueblos nativos, sabíamos, hasta hace algún tiempo, mantener la comunión con el Gran Espíritu y sus elementos. Porque los Elementos de la Tierra, que nos constituyen a todos, cuando estamos aquí presentes en este mundo, son los Caballos de Gran Espíritu. Hoy, ustedes saben, que incluso los pueblos nativos han perdido, en su mayor parte, esta conexión con el Gran Espíritu que ahora, vuelve a grandes pasos, según lo anunciado por la mayoría de nuestros chamanes, y de nuestros médiums. Lo que viene, nosotros los indios, lo llamamos el renacimiento del Gran Espíritu, marcado por el despertar de la Tierra, por el Canto del Fénix, que firma el fin del olvido. Los Elementos son los Caballos de Gran Espíritu que también cantan ya, sobre la Tierra, el fin del olvido. Nuestro cuerpo pertenece a esta Tierra. En cuanto nacemos, somos agrupados por los Caballos del Gran Espíritu. Estos Caballos, durante algún tiempo, y especialmente desde que el tam-tam de la Tierra ha resonado, se han puesto en movimiento. En occidente, ustedes los llaman, los 4 Jinetes del Apocalipsis. El cuerpo de carne se compone de estos 4 Jinetes, ellos también se ponen en movimiento. Por supuesto otros más eruditos que yo, les hablaron de estos primeros movimientos de los Caballos: los elementos, en ustedes. Muchos, de ustedes han vivido la realidad o las primicias, pero en la actualidad, el Gran Espíritu dio el impulso a estos Caballos para preparar el despertar del Fénix, el retorno del Gran Espíritu, sin importar el nombre que se le dé, según los nativos o los occidentales.

La naturaleza les da ver, por doquier sobre la Tierra: los Caballos que se desbocan, se desbocan también en ustedes. Los 4 Elementos, como los llaman, están cada vez más activos, lo que le permite vivir en este cuerpo, en esta carne, cosas inusuales, pero, que para los nativos, fueron habituales. Seguíamos a la Tierra, seguíamos sus ritmos, seguíamos sus Elementos. Para nosotros, no había separación entre este cuerpo y los elementos de la naturaleza, de los cuales está constituido. En los tiempos antiguos (y en el tiempo, en que estaba encarnada en mi pueblo), podíamos ser el Viento, el Fuego, la Tierra y el Aire. Simplemente porque estábamos conectados, como dicen, al Gran Espíritu. Lo que sienten en vuestros cuerpos, lo que atraviesa vuestra conciencia es exactamente eso.  Entonces, cualquiera que sea el nombre (que lo llamen energía, centros de energía u otra cosa, como por ejemplo, el canal de comunicación con nosotros), es el resultado del ensamblaje de los Elementos,  de los Elementos que despertaron, en ustedes como los que despertaron en la Tierra. Y los elementos, desde algún tiempo, se aceleran, se vuelven más impetuosos. Entonces, para quien está convencido de que solo es ese cuerpo, es un peligro y el peligro puede venir del Agua, del Fuego, la Tierra o del Aire.

Los 4 Elementos, los 4 Caballeros, cantan. Cantan el retorno del Gran Espíritu. El Aire se vuelve poderoso. El Agua recubre las Tierras y el Fuego quema los bosques y tierra se ahueca. Este es el llamado del Gran Espíritu. Por supuesto, quienes no perciben al Gran Espíritu en ellos y ven los Caballos en movimiento, llaman a eso catástrofe. No hay ninguna catástrofe para el que está relacionado con los elementos. Es la transformación normal, que está en resonancia directa con el regreso del Gran Espíritu. Los pueblos nativos, en cualquier lugar de la Tierra, lo sienten. Ustedes, occidentales abiertos, lo saben. Quienes dudan, dudarán aún. Y quienes dudan de todo, dudaran hasta el último momento, porque sus ojos no pueden ver, porque su cuerpo no puede sentir, mientras los 4 Elementos no se hayan reunido, con el Gran Espíritu, transportados por el Éter. Por supuesto, la Tierra y los Elementos no han hecho más que comenzar. Sé que hace algún tiempo, el Comandante de los Ancianos (O.M. AIVANHOV) les habló de los volcanes, del Agua, de los Viento y de la Tierra. Todo esto tiene lugar ante vuestros ojos; si los tienen. Todo eso concierne  a vuestra conciencia si están en el territorio involucrado o si toman la información, de alguna manera. Pero el cuerpo de carne de los humanos, está hecho así, y su conciencia lo dirige en una dirección u otra y si ésta no quiere verlo, no lo verá, hasta el momento en que los 4 Caballos estén reunidos. Y esto está en camino. A esto, ustedes llaman signos, aquellos que los ven, o para aquellos que dudan. Nosotros, ya cantamos  el retorno del Gran Espíritu, el cambio de los Elementos, el cambio de la Tierra, del Cielo y del Aire, el cambio del Agua y del Fuego. Lo que sucede en este cuerpo de carne, pueden calificarlo como un Caballo o uno de los Elementos. Hay Fuego. Hay Agua: el Agua de la Tierra o el Agua del Cielo que fluye sobre ustedes, y sube en ustedes. Hay Aire que circula a vuestro alrededor. Hay Fuego en el eje central del cuerpo, en el pecho o en el vientre, en la cabeza o en los tres. Y esto es perfectamente coherente porque todos estamos constituidos, cuando estamos en la carne, de la misma naturaleza que la Tierra.

El Gran Espíritu ha empezado a hacerse sentir. Los Elementos han despertado, en la Tierra, como en ustedes. Deben estar a la escucha, porque en el momento en que los elementos se pongan en movimiento, no podrán hacer la diferencia entre vuestro cuerpo y el cuerpo de la Tierra. Son la misma realidad. Lo que se eleva desde los volcanes en la Tierra, se eleva en ustedes. El Agua que cubre la tierra es el agua que los recubre. Y esto es lo mismo para los 4 Caballos, estos 4 Jinetes. Desde el momento en que se den cuenta de lo que está sucediendo en vosotros, o que toman conciencia, que lo que está sucediendo  sobre la Tierra, ya sea con felicidad o miedo no cambia nada, porque constatarán entonces, poco a poco, que la impresión de estar separados de la naturaleza, de los elementos, y de todo lo que vive en la Tierra, va a desaparecer. Si el viento se levanta, de una manera más tempestuosa que antes, también así se eleva en ustedes. Todo esto, para decirles, que la separación artificial entre lo interior y exterior, la vivirán como su desaparición. Algunos de los Ancianos hablaron de los Velos. Yo les digo que los elementos que son visibles para ustedes (porque lo viven o porque han oído hablar), se viven también en el Interior. Llegará un momento en que serán el Viento, serán el Aire, serán el Fuego y la Tierra, llevándoles por el camino necesario, para no separarse, del resto.
El Gran Espíritu envió sus Caballos como una advertencia final. Esta advertencia no es una catástrofe o un castigo, es sólo para conmover lo que no había sido todavía sacudido. El Fuego de la Tierra es también vuestro Fuego. El Agua que cambia de lugar, cambia de lugar también, en ustedes. Lo que ven o lo que  oyen (o lo que se vive en el territorio donde están), les ocurre exactamente de la misma manera, interiormente. Pronto no podrá ignorarlo o negarlo, porque lo  vivirán. Los velos sobre los Caballos han desaparecido, como han desaparecido en ustedes. Si han sido Liberados, la Tierra también lo ha sido. La carne de la Tierra cambia. El cielo de la Tierra cambia. El cielo cambia. Vuestra Tierra cambia. Todo lo que se puede vivir en el cuerpo, se vive sobre la Tierra. Eso no es sólo una analogía o una resonancia, es lo mismo: no hay diferencia y, si no lo  viven aún, van a vivirlo. Cuanto más  los Caballos aceleraren su movimiento, su manifestación, verán que este cuerpo se acelera, también. Lo que nombran, Vibraciones son las mismas, para la naturaleza, como para ustedes. De la misma manera que hay Hermanos y Hermanas que viven, de la misma manera, hay territorios que lo viven, así como los Hermanos y Hermanas que no lo viven, de la misma manera, hay territorios que no lo viven.

Están en un país, un territorio donde los Caballos, todavía no se han acelerado realmente, aunque en algunos de ustedes, han tomado la delantera. Pero habrá un punto, en que la llamada del Cielo resuene, en que todo va a igualarse. Y el efecto de los Caballos, de los elementos, no será el mismo, dependiendo de si  están preparados o no. La única preparación ahora, es sobre todo abrirse al Gran Espíritu. Esto no se trata de prever o preparar las circunstancias externas con relación a los Caballos, sino preparar vuestro Caballos, porque son ustedes quienes los conducen y qué mejor modo de conducirlos que dejarlos actuar. Cuando esta resonancia se instale, constatarán (como mi pueblo pudo constatarlo, en tiempos no tan lejanos) que podrán ser también el Fuego, así como la Tierra, el Aire y el Agua, sin ninguna dificultad. Si dejan a los Caballos actuar, si dejan a los emisarios del Gran Espíritu, obrar, ellos transformarán de la misma manera, vuestra Tierra, como la tierra de la Tierra, vuestro cuerpo. De la misma manera que el árbol no puede resistir al Fuego, así como la Tierra no  puede resistir al Agua depositada en ella, tampoco ustedes, pueden resistir. Sólo quien se opone al Gran Espíritu cree que él puede soportar la marejada del Gran Espíritu. Eso solo tiene un tiempo y éste tiempo finalizó. La llamada del Fénix, la llamada de la Tierra, y el de los Caballos está en ustedes. Si viven eso, no habrá ya ni Interior ni Exterior. Serán y pasarán a ser lo que Son: el gran Espíritu. Todo lo que esta separado, dividido, no podrá, en ustedes como en vuestro entorno mantenerse, para los Hermanos y Hermanas, como para la Tierra misma.
Uno de los Ancianos les había dicho: habrá nuevos cielos y una nueva Tierra. Nunca nadie ha dicho a ustedes que esta nueva Tierra y estos nuevos cielos eran un acuerdo, pero sí, es algo nuevo totalmente. De la misma manera que los elementos que trabajan interiormente, les hace descubrir algo nuevo. Lo que ustedes Son, en el Gran Espíritu, no está condicionado por el miedo, por la ausencia del Gran Espíritu. Entonces (como he dicho en mis intervenciones anteriores), vayan a la naturaleza, aléjense, así fuera por unos momentos, de lo que ha sido armado por los Hermanos y Hermanas privados del Gran Espíritu. Vayan a lo que es natural, que esto sea lo que entra en vuestro cuerpo, porque este cuerpo no tiene necesidad de cosas transformadas por el pensamiento de alguien: los alimentos naturales, los menos arreglados, es lo que convendría. Busquen el bosque, porque los árboles del bosque, ya  encontraron la totalidad del Espíritu. Busquen la compañía del Agua, porque el agua, también, recibió su bautismo de lo Alto. Disfruten tanto como puedan de lo que les ofrece la naturaleza, donde sea que estén. Esto les permitirá, una mejor armonización y mejor sincronización con lo que la naturaleza tiene que decirles, o darles, porque ella también vive los 4 Caballos. La naturaleza no resiste al Gran Espíritu. Los humanos; ellos sí resisten. Sé que otras Estrellas y Ancianos les dieron signos a observar, si tal Hermano o Hermana puede resonar con ustedes. No hagan esta pregunta a la naturaleza porque ella resonará, necesariamente, con ustedes, desde el momento en que dejen actuar a sus Caballos, ya modificados.

Tomen el rocío de la mañana bajo vuestros pies, porque la Onda de Vida y la Gracia, como la nombran, ya están allí. No olviden el Sol y al Cielo. Vuelvan los ojos hacia otra parte, salgan de vuestras preocupaciones, unos momentos. Miren al cielo por la noche. Miran las nubes, porque ellas portan los Jinetes. Miren los colores, porque al mirarlos, sobrepasan lo que miran y empiezan a comunicar con elementos en la naturaleza. Esto fortalecerá vuestra capacidad de comunicarse, por el Amor, con nosotros y con los Hermanos y Hermanas que se vuelven, ellos  también hacia el Gran Espíritu. La naturaleza, más que nunca, es vuestra ayuda. Diría incluso, que para muchos, será un bálsamo, porque todo lo que proviene de la Tierra, a recogido en él, la liberación de ésta; ya sea por los alimentos que no hayan sido arreglados, ya sea madera, las aguas, todo lo que proviene de la Tierra: piedras y cristales. Siempre hay algo para ustedes, en la naturaleza, mucho más que antes, ahora que los Jinetes están en acción. Recuerden eso, en los momentos en que la duda, el miedo, o la cabeza, puede manifestarse e impedirles de estar conectados con el Gran Espíritu. Todo está en la naturaleza, todo será cada vez más fácil, y todo será más vivo. Giren hacia ella y se girará hacia ustedes. Porque los Caballos de la naturaleza, entrando en contacto con ustedes, van a eliminar lo que es responsable del miedo: la diferencia que hacen entre ustedes y el exterior. Es gracias a la naturaleza que tendrán la suerte de ver, que no hay Interior ni exterior, preparándolos al Gran Espíritu, de la misma manera que nuestra Presencia a vuestro lado. Y esto va a facilitar incluso vuestra capacidad de sentirnos y vivirnos.

La ayuda está en la naturaleza. No en las imágenes proyectadas de vuestras pantallas. Es en este contacto, directo e íntimo, que le dará a vivir lo que son el árbol, el agua, el sol, el cielo, todo sobre lo que pongan vuestra atención, tan pronto como observen con toda la atención de vuestro Ser. El Gran Espíritu ya esta ahí. Los elementos de la naturaleza, están transformados, con un pequeño avance en relación a ustedes. Sírvanse de ella, ya que la naturaleza facilitará el resto en ustedes. Yo no les pido o les aconsejo de vivir en la naturaleza, por supuesto, sino de sumergirse en ella. Pregunten, pidan al Gran Espíritu, y a los cuatro Caballos, a los 4 elementos, de permanecer en ustedes y abolirán esta separación ficticia, abolirán todas las barreras, se harán permeables e irán hacia la Transparencia. Esto cultivará en ustedes, la Humildad, la Simplicidad y les dará, si no es todavía el caso, a vivir el bautismo del Agua y del Fuego, en este cuerpo. Más que nunca, el Cielo, la Tierra, y los elementos son vuestra ayuda. Más que nunca, si superan el aspecto externo, incluso por encima de estos elementos, encontrarán la fuerza y el Amor. Con 5 minutos que consagren (al menos, si no tienen más tiempo), para mirar algo en la naturaleza, algo sobre la Tierra, algo en el cielo, sentirán,  rápidamente, los efectos. De la misma manera que durante la Liberación del Sol, algunos Ancianos, les recomendaron mirar, y ponerse frente al Sol: es lo mismo para lo que ahora está sucediendo con la Tierra. Donde los cuatro Caballeros están más activos, fuera de este territorio, son elementos importantes en la llamada del Fénix y de MARIA, para estos pueblos. Repito una frase del Comandante de los Ancianos (O.M. AIVANHOV): lo que el aspecto exterior puede llamar a veces la muerte, o lo que la oruga llama muerte, la mariposa lo llama nacimiento. Recuerden esto. La naturaleza se los recordará de manera fuerte y evidente. Ella no es un enemigo, es vuestra aliada (lo que ella dice, y lo que sea que haga), en lo más duro del Fuego, lo más duro de la tormenta, o la más dura de la inundaciones, o del tam-tam de la Tierra, es lo que se necesita para abrir el Espíritu. Lo más importante está allí. Por supuesto, si se quedan ustedes en la mirada exterior, ésta no verá sino una inundación, un Apocalipsis, en su sentido oscuro. Pero si ustedes aceptan escuchar a la naturaleza en lo que tiene que decir, será todo, excepto eso. ¿Qué mirada ponen ustedes? De esto resultará la facilidad con que este cuerpo que habitan, viva lo que piden los elementos.

Disfrutan, en estos tiempos, en el territorio en que están o en otros lugares, los trastornos o aceleración, ya sea en el Agua, en la propia Tierra, en el Aire o el Fuego. Porque lo que se manifieste en vuestro territorio, se manifestará en vuestro cuerpo. Y lo que ocurra en vuestro territorio, en relación a los Jinetes, tiene algo de esencial que decirles. No es por nada si el Fuego es más fuerte en algunos territorios, mientras que el Agua es mayor, en otros. El territorio donde estén, les habla. Tiene algo a entregar y entregarlo a ustedes mismos. Si están atentos, él se los dirá. No tengan miedo, sea cual sea el Caballo que se manifieste, allí donde están, pero escúchenlo. Si el cielo truena sobre ustedes, no tenga miedo del relámpago. Si el agua cubre el suelo, no teman al Agua. Si el Fuego quema vuestros bosques, no teman al Fuego, pero escuchen lo que tienen a decir, porque el mensaje es, para ustedes allí donde están, y que si lo escuchan, en ese momento, verán real y concretamente, que no hay ningún Interior, ningún exterior, y que están en el correcto lugar. Esto pondrá fin definitivamente, al aislamiento y al sufrimiento. Por supuesto, esto también es posible con nuestros Hermanos y nuestras Hermanas, que se vuelven hacia el Gran espíritu y que portan los signos, que ustedes conocen. Vuélvanse  hacia ellos, de la misma manera que hacia nosotros. Estamos aquí para eso. No hagan diferencia entre nuestros Hermanos y Hermanas que están en un cuerpo y nosotros, allí donde estamos y la naturaleza. Dónde estén, son alimentados por el Cielo y la Tierra. Acepten de ver y alimentarse de los cambios que se producen en los elementos, allí donde sea que estén. No hay que preservarse, ni a evitarlo, sino a recoger el mensaje desde el lugar donde estén. Porque si aceptan este mensaje, entonces, el Gran Espíritu estará presente.

De vuestra capacidad de comunicar, y comulgar con la naturaleza, allí donde estén, saldrán abiertos y en paz. Eso es muy fácil, no es una frivolidad, ni se pide  entendimiento, sino Sumergirse en lo que los Caballos tienen que decir. Recuerden: la madera, el Agua, el Fuego, la Tierra, el Aire, los animales, viven ya, la puesta en movimiento de los elementos, de hecho; algunos hermanos animales los dejan, ellos rencontraron lo que son. No vean, eso tampoco, con vuestro aspecto externo, algo catastrófico, porque vuestra vista exterior está distorsionada. Si llegaran a penetrar la esencia de los delfines que dejan la Tierra, percibirían su inmensa alegría y no un sufrimiento. Una una vez, todo depende de la mirada, externa o interna: la de la cabeza o la del corazón. Y el corazón no dice lo mismo que la cabeza. Vivan estas experiencias, para decidir y a ver la Verdad, con el Corazón y no sólo según las apariencias que son dadas a ver.

La Tierra y el Sol están Liberados. Ustedes están Liberados. Están regenerados, resucitados, como algunos dirían. Y ahora Cielo nuevo, y una nueva Tierra. El Gran Espíritu y la Tierra están de acuerdo. De la misma manera que elementos han hecho un acuerdo en ustedes. Que estén cerrados o abiertos al Gran Espíritu no cambia nada. El cielo, el Gran Espíritu es el mismo para todos, y los efectos de su Luz, y su Aliento proveniente del cosmos, es ahora, el mismo para cada uno. Por supuesto, los ojos de la cabeza van a hablar de algo que no es normal. Pero los ojos del corazón saben que esto es normal e incluso necesario. Ustedes deciden donde se colocan. ¿Van a seguir a aquellos que tienen miedo y que han contribuido a alejar al Gran Espíritu? ¿O a escuchar lo que les decimos, lo que les dicen vuestros Hermanos y Hermanas en el Corazón? ¿Lo que les dice la naturaleza? El evento es el mismo, pero el mensaje recibido es diferente. Esto colorea sólo lo que creen ser, y lo que piensan con la cabeza. Si dejan que el viento, el Aire, el Fuego y a la Tierra actuar, en la naturaleza, verán que pronto esto va cambiar.
Lo que les digo, en este día, no se podía decir hace 6 meses. Era necesario que la Onda de Vida, viniendo desde el centro de la Tierra, llegara, no sólo a ustedes, sino a la superficie terrestre e embeber, en cierta medida, la naturaleza. Hecho eso, todo será más fácil mañana. No olviden esto. Como pueden ver, por sí mismos, la verdad de lo que digo y que las Estrellas me han encargado de decirles, porque con mi hermana Sin Ojos, somos quienes mejor conocemos la Tierra, en su esencia y en su vida. No puedo decirles algo mejor que de vivirlo y experimentarlo. Háganlo, sin pensamientos negativos, sin pedir nada, solo con  estar ahí inmersos, y verán. El Agua ya no es la misma. El Tierra ya no es la misma. Ni el Fuego es el mismo. Y el Aire, tampoco. El Gran Espíritu les ha infundido algo que estaba perdido y fue rencontrado. Entonces, vívanlo y verán. No hay ninguna diferencia, para vivir eso, entre un Hermano y una Hermana de un pueblo nativo de hoy, y un occidental o un citadino y un campesino. Es necesario que el citadino, como el campesino, vuelva, realmente su mirada hacia la naturaleza, y se sumerjan. Pero, todos ustedes tienen la oportunidad de sumergirse, viendo con el corazón, lo que va a suceder. Por la noche, los rayos del Gran Espíritu son más fáciles de vivir, porque el Sol está en el otro lado. Y, los rayos del cosmos, en estos momentos, son mucho más intensos. Por otra parte verán por las noches, que pasan cosas más importantes y aquellos que no duermen constatarán que este cuerpo de carne empieza a temblar, y a manifestar cosas que no estaban antes allí, mucho más por las noches. Aprovechen la oportunidad. Vívanlo. Así ninguna duda podrá, entonces, invadirles.

Eso es lo que tenía que transmitirles. El Gran Espíritu, no importa el nombre que le den (La Fuente, o el Absoluto), los elementos, todo eso está en su lugar, desde mañana. Los invito a vivir la experiencia, tan pronto como el Manto Azul de la Gracia sea, en totalidad, depositado en la tierra y en ustedes.

Soy Nieve. Que el Gran Espíritu los calme. Estén en Paz y por lo tanto, los bendigo en su nombre. Les digo hasta más tarde. Gracias.